8:30h:

13:30h: Después de 5 horas en un bus sin amortiguación, llegamos a Taiyuan. Una ciudad sin ningún interés, pero necesaria para enlazar con los transportes a Pinyao (tren y bus). Cogemos una furgoneta para ir de la estación de autobuses a la estación de tren (20元). Una vez en la estación sufrimos el acoso de las miradas curiosas de los chinos que allí se encuentran, y los agobios de las "no-colas". En información no son capaces de darnos indicaciones en inglés. Al final tienen que ser los policias de la estación, los que nos escriban los horarios de los trenes. Como no nos queda claro que nos hayan contestado a lo que pedíamos, vamos a un hotel cercano a ver si alguien nos puede informar. Una chica muy amable y que habla un poco de inglés, nos consulta los horarios de tren a Nanjing para dentro de 2 días. Nos manda a buscar un "bussines center" para poder reservarlos o comprarlos. Salimos cansados, con calor, cargados con todas las mochilas...y no encontramos ningún bussines center, así que de vuelta al hotel a buscar a la chica. La pobre mujer, para que no volvamos a perdernos, se viene con nosotros por la calle para indicarnos dónde es. Resulta ser otro hotel, pero que resulta que allí tampoco hacen reservas de billetes, así que no queda más remedio que comprarlos nosotros mismos. La china nos escribe en un papel lo que tenemos que enseñar en la taquilla, y Ana y Joan se van a la estación a comprar.
15:30h: Mientras, el resto nos vamos al KFC de al lado a comer algo. Es alucinante, aquí hasta el pollo del KFC pica!!! aún así lo deboramos todo. Ñam, ñam, ñam... (32元 cada uno). Joan despotrica un poco por comer allí pero al final termina comiendolo todo, y es que a esas horas, comer de restaurante es imposible.

18:00h: Ya estamos en Pinyao. Tiene una muralla imponente y muy bien conservada. Tenemos que pagar por entrar a la ciudad (45元 cada uno con DNI). Nada más atravesar los muros, se ven las calles enlosadas, las casitas bajas y antiguas, reconvertidas en tiendas de souvenirs, restaurantes, bares, hoteles, salas de masajes...


Salimos a ver un poco el pueblo, y cenar algo. Hay tal cantidad de tiendas que se hace imposible ver más de una calle. Nos vamos parando en todos los puestos. Todos tienen cosas curiosas: ropitas típicas para niños, antigüedades (falsas, claro está), libros, comida, zapatillas.. hasta una tienda sólo de cajas de cerillas con carátulas de películas, personajes famosos, etc.. Un sitio muy curioso.
Encontramos un restaurante/hotel lleno de extranjeros como nosotros. Son los primeros que vemos en mucho tiempo, y parecen estar todos aquí. Nos damos cuenta que ese es el albergue que íbamos buscando al llegar, y que está recomendado en la Lonely Planet. Tiene el típico patio de las construcciones de Pinyao. Resulta ser la casa del antiguo gobernador del pueblo.

Una anécdota de los platos que pedimos para cenar es, un plato de "sweet meatballs". Lo pedimos pensando en algo de carne sin aderezos ni revueltos, pero nos encontramos con unas pelotillas de una carne no muy reconocible, bañadas en caramelo de azúcar. Vienen acompañadas de un cuenco con agua. No entendemos el porqué de aquello, así que la dueña nos explica que hay que seguir unos pasos para comer este plato... Primero se coge una de las bolas, mientras el caramelo está fundido y pueden manejarse..A continuación se mete la bola, en el bol de agua, para que el caramelo se enfríe y se quede como una costra crujiente. Y en ese estado, se come. La teoría promete, pero al probar la primera bola... el resultado, más que satisfactorio, fue pegajoso. Imaginad, las dos mandíbulas unidas por una masa dulce y salada a la vez, con trozos de carne por medio... Si, algo bastante raro y difícil de comer. Y más aún cuando el caramelo se va quedando frio, y no hay quien separe las canicas de carne del plato. Toda una experiencia (a no repetir). La cena nos sale por 156元.
22:30h: Volvemos para el hotel porque nos cierran la puerta a las 23:00h. Al llegar a la tienda, vemos que está ya cerrada, pero el señor Wok nos espera sonriente en la puerta, con una linternilla. Nos mete por el callejón de atrás totalmente a oscuras. Subrealista! En cualquier momento nos lleva a la sala de las máquinas de coser y de allí no salimos, jejejejeje.
Ya estamos en la cama. La temática de hoy de la tele han sido los anuncios de laxantes (de nuevo) y de maquinaria de freidoras para hacer brochetas en la calle. Me voy a dormir. Zzz... Zzz..