sábado, 2 de mayo de 2009

SÁBADO 02/05/09: BEIJING

8:00h: Oootra vez la alarma. De todas formas ya estaba despierta. Entre que aquí amanece a las 5 de la mañana, el concepto de persiana es desconocido y los compañeros uruguayos y chinos del albergue, no dejan de hablar en alto y meter ruido desde hace más de una hora... aquí no hay quién duerma.

9:00h:

Estamos como clavos en la puerta del Banco de China para poder cambiar el dinero que traemos. Delante del albergue alquilamos unas bicis para pasar el día (100元 de depósito cada una y otros 10元 por el alquiler de todo el día). Compramos 6 bollos y 6 batidos para desayunar (31元). Los metemos en las cestitas de las bicis, y nos vamos hacia la Ciudad Prohibida callejeando por el hutong. Ahora con la bici, tenemos la sensación de ser menos extranjeros ya que nos movemos como un chino más. A estas horas el hutong está lleno de actividad, tiendas, restaurantes, sitios de comida rápida que cocinan dim-sum o tortitas en la calle.. (Ana se quedó con ganas de probarlas). Muchos nos miran extrañados al vernos montados en las bicis, otros se ríen, otros nos saludan "Jaló, Jaló". Me hace mucha gracia un niño pequeño que, mientras se comía un pepino, nos iba saludando a toda la comitiva con la manita.

Nos paramos en la puerta de la Flecha a desayunar en la Torre de la Flecha de la Puerta Qianmen justo al sur de la plaza de Tiananmen. Después de ver la cantidad de gente que está haciendo cola para entrar a la Ciudad Prohibida (todos turistas chinos en su semana de vacaciones), decidimos ir hasta el Palacio de Verano. En principio en el mapa no parece muy lejos, pero el GPS de Julio nos marca 15km.

Entre autobuses "atropellaciclistas", taxistas "olemishuevos, pasoyoprimero" y miles de coches y motos, vamos recorriendo medio Beijing. Pasamos por un hutong que rodea un lago escondido en medio de la ciudad. Paramos a tomar un yogur típico (4元). Atravesamos el centro financiero, enormes rascacielos, grandes autovías, avenidas arboladas.. El camino se hace sencillo. Además, nuestras cadenillas nos obligan a hacer unas cuantas paradas para ponerlas en su sitio.



14:00h: Paramos a comer antes de llegar al palacio. Nos atienden unas chinitas que no hablan nada de inglés. Les pedimos agua para beber y nos traen una tetera con agua hirviendo. Va a ser necesario ponerse las pilas con el chino, o no vamos a beber nada frio en todo el viaje. Tras pelearnos un poco con los idiomas, conseguimos medio-entendernos y comer (242元)

15:00h: Con las fuerzas renovadas emprendemos la parte final antes de llegar al palacio. Esta vez no podemos coger el descuento de estudiantes porque no somos estudiantes chinos. Otra vez será. La entrada limitada son 30元 cada uno y 10元 más para entrar a la Torre del Incienso Budista. No merecía la pena coger la entrada de todo incluído porque en hora y media cierran (16:30h) y no nos iba a dar tiempo a verlo todo.

Empezamos a caminar bordeando el lago Kunming, por caminos de melocotoneros, atravesando puentes con nombres de extractos de poemas chinos tradicionales, cada cual con distinta forma que el anterior.. un paseo muy agradable. Vemos el barco de mármol y el puente de los 17 arcos.


Por último está el palacio, con la torre. Se levanta imponente al borde del lago, con unas vistas increibles del parque y con el nuevo Beijing de fondo.Ana decide quedarse en el Palacio a esperarnos mientras nosotros subimos a la torre. En lo más alto se encuentra el templo de Buda, cuyo interior contiene 3 representaciones de Buda dentro de una sala de madera, cuyo mérito se encuentra en que no dispone de columnas que soporten el peso de la estancia. El exterior está muy decorado y cuenta con 1110 estatuillas de Buda, protegiendo el interior.



Mientras estamos viendo esta última zona, cierran la torre y nos cortan el camino de vuelta a recoger a Ana, así que nos toca bajar campo a través para poder ir a buscarla. A ella también la dejan encerrada en el Palacio y tiene que salir escoltada de unos guardias, por la puerta principal. Para terminar la visita cogemos un barquito que nos lleva a la isla central por 10元 cada uno. De ahí, vuelta a por las bicis.

El camino de vuelta se nos hace mucho más llevadero y decidimos parar a cenar en el hutong junto al lago que vimos a la ida. Encontramos un restaurante "familiar", sin decoración ni lujos, pero en el que nos tratan muy bien y cenamos divinamente. La mujer nos agradece en nombre de toda su familia, el que hayamos querido cenar allí. Pudimos ver cómo el hombre de la casa y el hijo, cocinaban los platos con gran habilidad y agilidad. Aunque la cocina no pasaría un control de sanidad, la comida está muy rica(115元)

De regerso al albergue, Joan se da cuenta que se ha olvidado la mochila en el restaurante y tiene que volver. César le acompaña. Nosotros les esperamos. Al final vuelven con la mochila, que la señora del restaurante había guardado cuidadosamente, aunque magullados porque Joan sufrió el "efecto cadenilla" de nuestras estupendas bicicletas "machacaculos" y "engrasamanos", y tuvo una caída. No fue nada grave.

En total 30km de bici. No está nada mal. Ya en el albergue, duchita y a la cama, que mañana nos quedan varias cosas por ver y es nuestro último día aquí.

Zzz...Zzz..

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